La gastronomía de Tlaxcala conserva fuertes raíces prehispánicas no solo en sus sabores, sino también en sus nombres, lo que la convierten en única y exótica
La gastronomía de Tlaxcala tiene raíces fuertemente prehispánicas. En 1504 el imperio azteca y sus aliados lanzaron una ofensiva contra el pueblo tlaxcalteca. Como consecuencia de estas guerras, las ciudades-estados de Tlaxcala fueron sometidas a un bloqueo económico, que les impidió comerciar con otros pueblos y cayeron en hambruna. Buscando adaptarse y echar mano de lo que tenían, empezaron a alimentarse con productos netamente de la tierra, incluyendo insectos, y al no tener sal, descubrieron un sustituto, el tequesquite, una sal mineral pura que hoy en día se ha convertido en ingrediente clave de muchos platillos de Tlaxcala, lo mismo que el maguey, el nopal y las hierbas de campo.
Un buen número de platillos tlaxcaltecas conservan aún sus nombres originales en náhuatl: tlatlapas, una sopa preparada con frijol amarillo, chile guajillo y nopal cocido en agua con tequesquite; xocoyoles, pequeños tallos que crecen a la orilla de los ríos y que son de sabor ácido al estar crudos, pero después de la cocción cambian su sabor, se suelen combinar con frijoles y ajonjolí; nopalachitles, corazones de las pencas grandes del nopal; huaxmole, platillo de caldo de carne preparado con huajes o huaxquelite (leguminosa); y el chilatole un atole de maíz salado, condimentado con otros ingredientes, y consumido como sopa.
También destacan los tlatloyos, una tortilla gruesa ovalada de masa de maíz, la cual puede ir rellena de diversos ingredientes como frijoles o habas; los huauzontles, planta comestible que generalmente se capea, y el huitlacoche, hongo comestible del maíz.
Entre los insectos que conforman los manjares de Tlaxcala están los escamoles, la hueva de una hormiga con un alto valor nutritivo y un sabor muy fino, ligeramente dulce; los gusanos del mezquite, los gusanos y picudos del nopal; las hormigas mieleras y los gusanos de laguna, en general se consume asados, con mantequilla o verduras.
Para acompañar todas estas delicias es indispensable un pulque, un curado de frutas o el verde Tlaxcala, bebida similar al mojito, preparada con aguamiel, vodka, hierbabuena y limón. Para los que no consumen alcohol hay una extensa variedad de aguas frescas y atoles como el de amaranto, de masa o azul, de arroz y el famoso chileatole dulce.
Entre los postres de Tlaxcala destacan los buñuelos con requesón y miel; los muéganos huamantlecos, hechos a base de harina de trigo, huevo, leche, piloncillo, agua y canela; los tlaxcales, panecillos elaborados a base de una masa de mazorca de maíz y azúcar; las alegrías de amaranto, elaboradas con semillas de amaranto y miel o azúcar; y el pan de fiesta de Totolac.
Para saborear estos platillos, visita la Fonda del Convento, Los Portales o El Despeñadero.